lunes, 12 de enero de 2009

CANCION DE CUNA


Esta mañana me levante muy tarde, a decir verdad la mañana se había desvanecido, por debajo del edredón y eran las dos de la tarde cuando logre abrir los ojos y despegarme de la cama. Siempre que el día se evapora en un sueño pegajoso, siento un presagio de depresión y lo único que deseo es agotarme mientras trabajo para poder regresar a la cama a una hora prudencial sin que me afecte levantarme temprano al día siguiente; pero hoy el trabajo fue escaso. Es casi media noche y mi único compañero es el piano. Llevo más de diez años intentando alguna interpretación decente, a veces, me pierdo en mis propias composiciones que comienzan por lo que yo he llamado ejercicios de reconocimiento erótico; con los ojos cerrados rozo grupos de dos teclas negras y luego palpo los de tres mientras mi otra mano encuentra las blancas que están alrededor, las nombro Do, palpo, Re, rozo, Mi, Palpo, Fa, rozo…En este juego, subo y bajo constantemente y me pierdo, mis ojos a penas se entreabren, forte, piano, forte, y creo que logro algo, victima del engaño finalizo con una ligadura de Si.

Por alguna razón no avanzo en mi estudio de piano, pero eso dejo de preocuparme cuando me desenamore de él y deje de pretender que juntos pudiéramos llegar a alguna parte, no se cuando paso, pero un día no insistí más; por supuesto, aunque me cueste aceptarlo, esto no paso de la nada: desde que lo conocí quede perdida en sus encantos, pero siempre me sentí rechazada, por alguna razón, prefería otras manos, nunca las mías, hice todo cuanto estaba escrito para que funcionara pero los resultados fueron desastrosos. No volví a verlo, lo saque de mi habitación y ni siquiera lo cubrí, sabía que corría el riesgo de deteriorarse, pero con él junto a mí era yo quién se deterioraba.

Una noche, como esta, presa del insomnio, lo recordé y lo traje junto a mí, desde esa noche comenzaron los extraños reconocimientos y no hay quien pueda lograr lo que juntos logramos, en varias ocasiones he visto a mis vecinos encender la luz y dirigirse a las ventanas, pero esto no nos detiene, intuyo que los perturba pero no se quejan.