martes, 22 de septiembre de 2009

Plantío y olvidos

Algo similar a la angustia y al espanto quiere anidar en mi pecho. La razón, traicionera y maliciosa, abriga con cobardía el natalicio de nuestra separación. Qué debo suponer, a qué labios debo contarles que te has muerto… El silencio no hace respuesta cuando la multitud grita tu abandono y las paredes murmuran tu nombre.

Un desfile de gaviotas se burlan de mis ansias de volar y he visto en el tiempo un disfraz para las miserias y el tormento… adónde las jaleas de ciruela y el amargo de las naranjas que suponían nuestra distancia, adónde la culpa y el perdón por las agonías del destino…

En tus ojos, la causa justa de una lágrima, en tu sonrisa la puñalada a la tristeza
¿qué decía el poeta, qué decían los frescos de la mujer desnuda en aquella casa olvidada?
Todo ha cambiado, y como si fuera presa de una maldición intuyo que el dolor echará raíces sin darnos fruto…