viernes, 23 de octubre de 2009

Él Silencio

No logro entender cómo pudo aferrarse a mí, habíamos asistido al espectáculo de nuestra separación y no teníamos intención de volver a subir en aquel escenario oscuro, pero todo parecía indicar que el drama de nuestra vida seguía escribiéndose en el imaginario de una escritora que se negaba a leer o ver otra historia, o lo que es peor, buscaba títulos relativos a nuestra existencia y se esforzaba en símiles que a decir verdad no tenían ningún sentido.

Ella es la obsesiva, no porque nuestra historia valga la pena, no porque el escenario esté esperándonos; es una cuestión de inmortalidad, ayer estuve husmeando sus cuadernos y notas; cita al poeta y el poeta está muriendo, cita al amante y lo quiere muerto, su propia muerte está en las entrelíneas, vestido con las galas del miedo. En su loco imaginario, me ha llevado a husmear en los cajones de la fotografía digital, en el ciberespacio de “ningún lugar” y hasta he llegado a la esquina de nuestra casa que es sólo suya. No lee, no vive, y persiste en acompañarme todo el día perturbando con su voz de almohada mis momentos de tibia paz. Ella y él son pan de la última cena, aceite en ríos de agua sin bendecir, pero su imaginario pretencioso insiste. La quiero lejos de mi vida, no entiendo por qué usa la primera persona cuando habla de mí, ¿Por qué no habla de él, por qué no puede hablar por él, por qué no me pertenece el silencio a mí?

martes, 13 de octubre de 2009

No por decirte que aún te amo, volverás
No por extrañarte más, el tiempo se contará en relojes de arena y de sal
No por dejarte flores, espiarte en las noches y esquivar algún encuentro mirarás hacia atrás.
No, la respuesta a fuerza de silencio de una pregunta que me forzaste a plantear.

martes, 22 de septiembre de 2009

Plantío y olvidos

Algo similar a la angustia y al espanto quiere anidar en mi pecho. La razón, traicionera y maliciosa, abriga con cobardía el natalicio de nuestra separación. Qué debo suponer, a qué labios debo contarles que te has muerto… El silencio no hace respuesta cuando la multitud grita tu abandono y las paredes murmuran tu nombre.

Un desfile de gaviotas se burlan de mis ansias de volar y he visto en el tiempo un disfraz para las miserias y el tormento… adónde las jaleas de ciruela y el amargo de las naranjas que suponían nuestra distancia, adónde la culpa y el perdón por las agonías del destino…

En tus ojos, la causa justa de una lágrima, en tu sonrisa la puñalada a la tristeza
¿qué decía el poeta, qué decían los frescos de la mujer desnuda en aquella casa olvidada?
Todo ha cambiado, y como si fuera presa de una maldición intuyo que el dolor echará raíces sin darnos fruto…

miércoles, 29 de julio de 2009

No que sí

Nunca niegues que...
Ni digas que no...
No dejes de...
Siempre di...
Pero sobre todo,
no me dejes de querer.

jueves, 18 de junio de 2009

Tarde

Cuando entró en la sala de espera, el nombre de aquel lugar le revolvió el estomago. Su casa estaba plagada de relojes, tenía un tiempo para bañarse, para llamar por teléfono, para hacer ejercicio en las mañanas, para amar, para discutir -porque le parecía un desperdicio pelear- e incluso un tiempo, sólo uno para perder. Estando en aquel lugar notó que había calculado un tiempo para todo menos para esperar. Se sentó en la silla gris y en la mesa de centro colocó su reloj de arena, ajustó la alarma del celular calculando el tiempo adecuado para la labor. El doctor ingresó a la sala pero se dirigió a una señora que intentaba acomodar el trasero en una silla verde; quiso acercarse, pero el hombre lo detuvo intimidándolo con sus cinco dedos de silicona.

Bajo la cabeza, se acomodó en su silla y pensó que quizás podría invertir su tiempo hablando con la señora de la silla verde, pero cuando el médico abandonó la sala, el rostro de la pobre se transfiguró y se doblo en llanto. No había mucho que invertir hablando con alguien entre sollozos. Se le ocurrió entonces que podría usar el tiempo, buscando un café y una agüita de tisanas para su compañera de sala; se puso en pie, pero al salir de la sala, sonó la alarma del celular. El tiempo calculado para la espera, había pasado, cualquier cosa que hicera de ahora en adelante, indicaría que estaba perdiendo el tiempo o quitándole tiempo a las cosas que ya estaban programadas para las horas siguientes. Se sintió intranquilo, extraño el agüita para los nervios, que no alcanzó a buscar, las manos comenzaron a sudar y decidió que podría quitarle unos segundos y algunos minutos al tiempo que había programado durante el día y entonces la calma se llevo el sudor y los temblores. Volvió a cuadrar la alarma, volteó el reloj de la mesa de centro, y observó que el rostro de su compañera cambiaba las lagrimas por una leve sonrisa. Ahora si podría invertir el tiempo que desperdiciaba en la espera conversando con ella, pero la dama tomo su bolso, hizo un gesto con la mano y con los labios y se marchó. Estaba solo y decidió tomar una de las revistas que se encontraban sobre la mesa pero las fotografías sobre bebes recién nacidos y panzas ensangrentadas lo aterraron; no era nada inteligente gastar el tiempo en tales cosas, tomo entonces una revista de modas y ni siquiera la abrió porque desaprobaba por completo el uso del tiempo en cosas vanales. Decidió que lo más adecuado era hacer un par de llamadas de trabajo y de esta forma cuadrar los tiempos de su agenda de trabajo que se habían movido.

En los hospitales la señal de los celulares tiende a fallar y ésta no fue la excepción, de hecho, notó que no había recibido ninguna de las que había programado para recibir en esa mañana, de nuevo el sudor frío invadió a su cuerpo, se le ocurrió que podría mandar mensajes de texto y aclarar las circunstancias que le impedían, cumplir, como de costumbre, a tiempo, con sus compromisos.

Calculó dos minutos por mensaje, y se sintió orgulloso de su labor productiva, pero justo cuando escribía el último, el médico ingreso a la sala y acto seguido sonó la alarma del celular, terminó rápidamente de escribir su mensaje y se dirigió hacia el hombre de la bata blanca que esta vez no traía guantes pero preguntó por la señora que se había marchado y al no encontrarla dejó el lugar sin darle tiempo para preguntar.

Estaba molesto y pensó en llamar a su mejor amigo para desahogarse; la alarma había sonado dos veces, el reloj de arena, terminaba de llenarse por tercera vez y ni siquiera había tenido tiempo de acercarse al doctor. Preso de la desolación se doblo en su silla y escondió la cabeza entre las piernas, cuando una mano regordeta toco su hombro y escuchó una voz que lo llamaba por su nombre en un tono de exaltación- Felicitaciones señor es usted padre de un hermoso niño- no podía ser, su angustia creció y las lagrimas atravesaron el lado izquierdo de su rostro. Su hijo, su primer hijo, había llegado tarde.

martes, 16 de junio de 2009

Fe de erratas

Si se le puede llamar así. Expreso mis disculpas por el texto que le llego a quienes he inscrito o se han inscrito para seguir mis relatos y recibieron el texto "búscome". En días pasados se publicó en este blog un comentario "casual" con pretenciones de cuento. Deseo expresar mis disculpas por tal publicación carente de sentido y sin el rigor de publicación en -términos de narración- que he tratado de mantener en este blog.

lunes, 8 de junio de 2009

Lejanía devota

Parece que siempre voy hacia el mismo lugar, no importa cuántos caminos tome, de qué forma lo haga, siempre me dirijo allí.
Hay quienes dicen que la sorpresa siempre los visita, otros guardan distancia; llegan de vez en cuando miradas nuevas, oídos despiertos, pero no logro valorarlos. Lo sé, voy hacia ese lugar como los muertos al cementerio, y finalmente a las cenizas.
Tú insistes en seguir, soy quien lleva el timón, por eso te parece nuevo este traje, y estas paredes con el papel de decorado de tus abuelas. Si pudiera traducir el cansancio, quizás, sería posible la pregunta y en consecuencia, la respuesta de los dioses, las ninfas y los saltimbanquis.

Pretendo prosas ajenas, asumo falsos testimonios y suspiro en medio de sudores que destilan sal y canela. La vía láctea se disfraza de sol. Mira las estrellas que titilan de angustia... A dónde el marinero, la sirena y la brújula de nuestros vientos.

Me canso de oír porque nadie escucha... el hartazgo como verborrea silente hace estragos en las misivas sin destinatario. Todos los días tengo frío y en miles de ríos me ahogo con solo palpar sus aguas.

Ninfas y vírgenes, por qué me llaman.
Mantos de rosas y paños sudorosos aun culpan mis pechos. Tú decías que eran mieles, tú fingías calores, tú que no podías abandonar su abrigo.

Parece que siempre voy hacia el mismo lugar, de palabras y poetas se arman los caminos, a donde voy ya no regresas y siempre me dirijo allí.

Lluvia ácida

Cuando llueve, no necesariamente hace frio pero la humedad logra colarse a través de la ropa, y el cuerpo somete el ánimo a la búsqueda de algo entre el afecto y el calor; no sé cuantas noches llevo sintiendo las sabanas mojadas y heladas. Mi primo Renato compró un calentador de ambiente y decidió que los lunes podía usarlo yo, asi que el resto de días mi cama es similar a una malteada que no termina de derretirse; ésto me ha hecho apegarme aún más a Violeta, el oso de rayas que me dejo A cuando se fue. Mario dice que es infantil, pero el pobre está muerto de celos porque no puede dormir conmigo, eso es todo. Renato lo encuentra encantador y hasta lo he sentido entrar en medio de la noche para subirle la intensidad al calentador sólo para que yo sueñe con veranos y el pobre muñeco salga volando de mi cama con todo y cobijas. Pero eso no se lo cuento a Mario. Esta mañana vino a desayunar con un ratoncito de peluche que nisiquiera puedo abrazar, llegué a creer que era un llavero. No entiendo porqué pensó en una competencia de cursilería. Lo bese igual, puse cara de sorpresa y por dentro atesoré una carcajada que se unió al ridículo de tener a "mis cuarenta años", dos muñecos de peluche sobre la cama y un novio que vive con su mamá.

martes, 2 de junio de 2009

El cuerpo

La imagen me sorprendió. Se miraban como si fuera la primera vez, sabiéndose y reconociendo en un instante, todos los tiempos. Los ojos se enfrentaban de vez en cuando y a veces parecía que les temblaran los párpados. Vi como los cuerpos se retraían y balanceaban el uno sobre el otro y recordé mis noches contigo y las madrugadas con él. Era posible, dos que se amaban para mí y se sabían hermosos, jugaban e intuían que un ojo y mil miradas los observaban; no quise interrumpir, mantuve el silenció y apreté las piernas como si por ellas se me escapara algo, alguien. Retuve el aliento sosteniendo un canto, las mejillas retornaron a su juventud primera y una especie de grito se ahogaba complacido en mi vientre. El grito interrumpió el deleite, trate en vano de esconderme pero fue inútil, junto al espejo me reconocieron y alzaron sus miradas para elevarme hacia una cascada habitada por sirenas. La corriente se llevó los cuerpos y en su lugar, el silencio.

viernes, 29 de mayo de 2009

Simona canta sola

Me dijo cosas horribles sobre mis artículos, horribles por lambonas, trasnochadas y pretenciosas; se creyó mejor persona hablando de mí, es verdad que no estaba de muy buen humor y que me pongo susceptible con la idiotez, pero no es menos idiota por esto.

Debo contárselo a Simona porque a sus menos treinta diciembres, ella cree en tipos como éste y es capaz de montar una casa en un árbol, así le dure un mes. No es que me preocupe el corazón de la Simo porque a estas alturas ya dudo que lo tenga, pero soy quien recibe sus llamadas alcoholizadas, sus invitaciones de café tres veces por semana y sus ganas de cambiar - lo que sea que esté mal con ella- inscribiéndose en cuanto curso espiritual o de materialismo intelectual se le atraviesa. No sé que sería de su vida, si tuviera que trabajar, es decir, si el dinero fuera una motivación para mantenerse estable; pero no pasa nada si se enferma una semana de depresión. Tiene un periódico sobre arte y dicen los que saben, que es bueno. No sé nada de arte y el periódico tampoco me dice nada, así que para mí, lo mejor que tiene es una diagramación impecable junto con la sección coctelera, porque como editora siempre publica sus eventos al lado de los futuros carpinteros o jardineros de su casita en el árbol, que en realidad son sólo artistas sin ventana. Pablo se ha postulado para carpintero y han ido juntos a las exposiciones que se han inaugurado esta semana; ayer almorzamos y Pablito quiso adularme porque cree que tengo algún tipo de influencia sobre Simona, se equivoca, lo único que hago es oirla, al igual que a mis pericos en las mañanas, que es cuando les da por hacer ruido, porque los pericos no cantan, y yo les silbo para ver si algún día emiten algo parecido a un canto. Lo mismo hago con Simona pero ella canta horrible.

Comandante en Jefe

Me gustaría cantarte una canción, pero hoy se me ha ido la voz. Creo que se quedó en la oficina de mi jefe cuando me grito y todos oyeron pero se quedaron en silencio, no es que el tipo no tuviera razón para llamarme la atención, pero no tenía porque gritarme, es más, podía haberse guardado sus palabras para más tarde y quizá el grito se habría convertido en un café. No insistas no te voy a cantar nada, no tengo palabras para susurrarte, si me obligas podría dar un par de gemidos con melodías ajenas. Si, ya sé que las melodías son prestadas, pero esta vez ni siquiera podría fingir que las canto para ti. ¿Te parece poco que me gritara? ¿cómo, que es normal? No estoy exagerando y no es una cuestión de machismos o feminismos, si lo acepto soy normal y si no... Soy anormal entonces, porque mi vida se puede ir en fuga después de un grito por un salario. Si yo cambio de actitud es posible que toda yo sea otra.

Para ti todo es asunto de hormonas y tu insistencia me resulta hormonalmente detestable... No. No me grites, no me grites. Tú, no eres mi jefe.

jueves, 14 de mayo de 2009

Desayuno Henry Miller

Me observaba a través de la ventana de la buseta pero no alcanze a devolverle la mirada, sólo pude ver como se alejaba al ritmo del tráfico que, por extraño que parezca fluía mejor que de costumbre. Volví a la lectura de mi librito, de hecho volví a la misma página que había vuelto cuando me levante, cuando me bañe y cuando tomaba el café:

"..A los ochenta creo que soy una persona mucho más alegre que cuando tenía veinte o treinta años. Para nada querría ser adolescente otra vez: la juventud puede parecer gloriosa pero también duele sobrellevarla. Es más, lo que llamamos juventud no es tal, en mi opinión se trata más bien de algo así como una vejez prematura..."

Llegue a la oficina en medio de la angustia y algo parecido al cansancio y la desolación.

domingo, 10 de mayo de 2009

Espanto

Puede desaparecer el encantamiento y en su lugar un espanto, el mío, de quien soy, un drama de lo que llevo adentro. El vacío y el silencio -insoportables- confabulan para raptar algo que es nuestro desde antes, desde siempre. Una voz seria y a veces burlona, me dice que el amor espera, y mientras tanto puedo disfrazar la tormenta. ¿Drama? Sí, la vida estancada, el corazón apretado y la razón torpe y ansiosa de todo y de nada. Sí, la tragedia de nuestras soledades y el desatino del tiempo son como una obra de teatro. Ahí estamos, fingiendo nuestros papeles, intentando algún personaje, obsesionados con entender las ambigüedades de un autor desconocido que sin embargo es dueño de la trama.

Si el autor habla, el personaje le pertenece, pero si el personaje pregunta, la obra entra en caos, se detiene frente al espejo y no hay nada que contar. La novela de Rimbaud es imposible, ¿Quién puede superar a Beethoven? Cuando la tragedia se convierte en cuerpo y alma, no hay acción posible, no hay historia, queda la obra, intocable, inmortal.

El rapto, entonces, sería la huida hacia el vacío, la búsqueda del precipicio, y el silencio, la eterna respuesta de la verdadera contemplación. ¿Quién le dice a un lirio, cuando y cómo soltar sus aromas? La palabra no es más que el arrullo, el grito de todos los santos y la estrategia de un secreto a voz en grito. La voz burlona, es el libro que no he leído, el país que no conozco y la sinfonía inconclusa; esta voz permanece en silencio y finge de seria para que el remedo de algún hombre le conceda autoridad.

¿El amor espera? El autor que no posa, sabe que el amor se afana a desaparecer, como han desaparecido los hombres; nada de la emoción pura permanece en el mundo, si así fuera, las palabras y el viento serían uno al mismo tiempo. La palabra Mí Amor, La palabra mi amor.

domingo, 3 de mayo de 2009

Venecia sin ti

Todo estaba planeado para que nada saliera mal o al menos eso pense, pero fue justamente esa premisa la que logro convertir en caos, una soleada tarde de domingo. Lina dice que me admira; en realidad piensa que soy un sobreviente y su estrategia es tolerarme para demostrar que es madura a pesar de su edad. No digo que sea una niña, pero tiene ese aire juvenil que se advierte en el tono de sus palabras y se enciende en sus mejillas que aún se sonrojan cuando miente. Había ocupado la mañana pensando en un lugar significativo para dar un paseo y tomar el café. Después de mucho pensarlo, se me ocurrió llevarla al barrio donde nacieron mis padres y en el que pase, los primeros años de mi infancia. Cuando llegamos, el bullicio de las calles la sobresaltó pero a medida que nos adentrabamos en las humildes calles, donde aún sobreviven las casas que miles de obreros y desplazados construyeron en la década del 60, su rostro se transformó y supe qué a pesar de mi emoción y de las historias que había preparado para ella, estaba incomoda. Se distrajo comprando helados caseros en la casa de la hija de una hija de una amiga de mi madre -que ya murió- que le heredo los helados y los avejentados ladrillos de su familia, gris como esas calles; entro en la iglesia, comulgó y se tomo un par de fotos con las ancianas que venden romerías en los alrededores, fingió que escuchaba las historias milagrosas de las beatas que mantienen el templo abierto aunque sin vida. Finalmente, para no distraer más mis intenciones, le invite un café en la clásica panaderia del barrio. Pidio agua y en medio de un gesto que le afeaba el rostro, justo cuando la mesera me servía un café, dijo que odiaba el café de greca. Presa de mi enamoramiento, trato de expresarle el extraño sentimiento me invade, mientras le miro con ojos cursis. Los suyos, negros y saltones, se abren un poco más que de costumbre para afirmar entre divertida y sinica: "No haz cumplido cuarenta y ya estas nostalgiando la pobreza".

viernes, 6 de febrero de 2009

Lluvia de ideas

Tras un desafortunado día de trabajos civiles frente a mi casa, logro llegar hasta el ordenador pero no tengo una sola palabra disponible para el. Es abrumador observar cómo, la mente trabaja incansablemente para nada. No sé cuántas ideas logre cocinar mientras me bañaba y cuántos proyectos se quedaron en remojo cuando me corte el dedo índice, mientras intentaba unos cortes en juliana, con un pésimo cuchillo. Es muy tarde para empezar a trabajar en los textos de Mario. ¿Qué me importa el servicio al cliente de un hotel en el que jamás me hospedaría? Bueno, tampoco me importa el servicio de ningún hotel, ninguno. Odio los hoteles, desearía tener buenos amigos por todo el mundo y hospedarme en sus casas. Un hotel no dice mucho de la ciudad, por lo menos no de la real y es porque los hoteles son para visitantes. El hotel, es a las ciudades, como el hogar de un arribista que le quita el forro plástico a los muebles de la sala y saca la vajilla nueva y de lujo, sólo cuando viene un desconocido a cenar y por desconocido se cuentan las tías, los primos y hasta las suegras, porque a un arribista, difícilmente le resulta conocido alguien. Debo lograr que una estrategia de servicio hotelera se convierta en un acto de amor. Pienso en las mujeres que debían cumplir con sus deberes como esposas, eso sí que es un acto de amor convertido en una estrategia de servicio.

¿Por qué se casaría mi prima Moni por la iglesia? Mi madre dice que por amor a las creencias de su esposo, para mí que la Moni no cree ni en ella y se le da bien, cualquier cosa con tal de viajar a Paris, como todas sus amigas del colegio, a la luna de miel.

Todo el día pensando en la bendita estrategia y lo único que se me viene a la cabeza ahora, son las mismas causas perdidas de siempre. Si los textos de la estrategia para Mario no me importan, la moral de Moni o las esposas frígidas tampoco. Cuando me voy a la cama trato de adoptar la posición del cadáver porque es la posición básica de yoga y es el primer paso para relajarse. El nombre de ésta posición, se aleja de lo que considero una posición, y de repente, mi cama es un ataúd, las sabanas blancas un vestido y oigo música, eso es... Música de bienvenida.

Luz

Andres dice que soy caótica, sólo porque a veces paso el día entero sacando cosas de los cajones y nunca boto nada...No lo hago para eso, simplemente quiero ver lo que tengo y casi siempre tengo lo que necesito, lo que me va quedando, porque rara vez conservo cosas que no use. No me gusta escuchar que hay relación entre el caos y yo; todos los días trato de descargar mi equipaje, pero para Andres no es suficiente, él me quiere como se quiere una hermosa lampara, pero en cuanto el bombillo empieza a hacer corto, simplemente la apaga y se mueve de habitación, esperando que al día siguiente, por obra y gracia de no sé qué espiritu, vuelva a encender. Tú sabes que no exagero, eso pasa con algunos electrodomésticos y nos acostumbramos a que de vez en vez se arreglen, casi milagrosamente. Supongo que para Andy soy un corto circuito andante. Lo caótico es ser una lampara.

martes, 27 de enero de 2009

Carro bomba en la 82 con novena. Todos estamos bien.

Lloré, nada raro la verdad, sólo chille al igual que miles de personas en el mundo en este momento, lloré como deben estar llorando, amigos y familiares de las victimas de la explosión que sacudió anoche el norte de Bogotá y las muchas otras que sacuden esquinas y campos en todo el mundo. Lo espantoso, lo cruel, es que sentimos alivio porque ninguno de los que conocemos ha sido afectado, todos estamos bien. Por eso lloré, por el alivio y la impotencia sobre los otros, por la conciencia de los otros, por el miedo egoísta de que alguno de los seres que amo, pudiera haber sido afectado por el horror. Es egoísta, porque una vez se calmaron mis angustias, pase horas al teléfono, de vuelta a mi realidad, a mis miedos, a mis intereses.

Quise salir hasta la carrilera porque generalmente el tren pasa a la media noche, pero salí porque quería gritar: “hijueputas, son todos unos hijueputas, dos personas están muertas y otras se pueden morir, sólo porque ustedes son hijueputas…” Gritar esto, y que se ahogara con el estruendo del tren, gritar hasta que no me quedara voz, porque al fin y al cabo no sirve de mucho tenerla. Pero esta noche el tren no paso y me he devuelto, temblando de frío, llorando y riendo, porque todos los que amo, esta noche, hasta donde sé, duermen bien.

Cuentale a Garcia

Si el arte no ejerce influencia sobre la acción, por el contrario, la aniquila, esta bien que el lector se dedique a leer y el escritor a escribir.

Lo leo a menudo por masoquista. Siento un calor infernal con cada palabra narrada y la entonada, minuciosa y paradójica prisa del relato me recuerda un pueblo que la imaginación no alcanza. La sangre, que arde encantada de provocación, con la búsqueda de ese lenguaje que compone, mi posible aceptación del relato; se congela en mi cuerpo cada vez que me veo obligada a escuchar la lectura a través de tu voz, que me coquetea, pretenciosa y convencida. Tú insistes y yo te sigo con el afecto que mi disciplina no alcanza, y la curiosidad por las pasiones que te han sido legadas; te sigo para entender, si es que acaso te rehúsas a aceptar mi juvenil frustración ante una historia de cien años que empiezan y terminan con la misma soledad.

lunes, 26 de enero de 2009

Carta que no llego a ser cuento

De ti, tengo el pasado, no tengo nada. Debes estar respirando en algún lugar, fumando, tomando whisky o vodka con Red Bull, viendo una película en Cinemanía, caminando por el Parque de la 93, trabajando y conectado a mil audífonos: debes estar haciendo algo que no tenga nada que ver conmigo. Como cualquier asunto de ayer, pertenezco allí, igual que tú; sin embargo todos los días, por una u otra razón, me he acostumbrado a cargar nuestro pasado y en algún momento los siento a hablar en un parque del futuro. Cuando estoy exhausta y una pizca de racionalidad hace una mueca, busco las razones para esta locura y he culpado a las calles por las que pasamos, los bares, los amigos, la radio, la música, el cine. Tantos lugares y rostros en tan poco tiempo, pero sobre todo, demasiada importancia para un suspiro de gusto y una desafortunada gota de fertilidad en un vaso roto de química sexual. Este pasado es demasiado recurrente como para ser, en verdad, pasado. He construido una vida de dolor desde que te conocí y la llevo desde que me dejaste, sé que soy la responsable de todo, al fin y al cabo te fuiste y soy yo la que insiste en andar contigo. No te imaginas las cosas que he hecho, cosas de las que, en alguna conversación contigo, me burlé de otras mujeres. Leo lo que escribes por ahí y hasta te he hecho llegar mensajes para que sepas lo que pienso. Te he llegado a comparar con Dorian Gray y a mí con Sibyl Vane, pero por su puesto no tendrás nunca una novela favorita como él o como yo –en realidad tengo varias favoritas- y espero no suicidarme, aunque en mi última sesión, el médico dijo que mi actitud era el peor de mis males en este momento y no voy a discutirlo. Si me vieras, te alegrarías de haberme dejado, me convertí exactamente en la mujer que te desespero en dos o tres ocasiones. Ya no soy hermosa, ni divertida, mi rostro es ahora una mueca, mi cuerpo trata de ponerse en pie y alegrarse de vez en cuando, no se parece a las mujeres que ahora te rondan, sé de todas y entre las cosas horribles que he hecho, guardo sus imágenes para ver si encuentro un rasgo de mí en ellas o de ellas en mí; a imagen y semejanza de esas series sobre detectives, los archivos de mi portátil son idénticos a los de un psicópata, las tengo todas con fecha de bienvenida y partida, por eso ahora sé que no estas solo. Desafortunadamente en un ataque de rabia rompí tus fotos, porque no me han faltado las ganas de desafiar la racionalidad con las brujas de WLPA, más reales que las de la película. En mis ataques de dolor y de búsqueda de culpables intercambié correspondencia con un monje japonés para ver si podía someter tu pasado y el mío en uno de esos rituales de Osore, pero debía viajar al norte del Japón; ganas no me faltaron, pero una Itako le dijo a mi amigo japonés que era pérdida de tiempo, que lo mío era cuestión de espíritus vivos. Quise contarte que no aparece ningún muerto en nuestro historia, sé que esto te preocupa, estos maestros ciegos desarrollan la ceguera para ver y son confiables, hasta me mandaron un “sutra” para tranquilizar mi espíritu, nada para ti ni contra ti. Lo último que hice fue averiguar sobre Gambaga en Ghana y la verdad agradecí que no exista ninguna comunidad como ésa por estos lados, de lo contrario yo sería un bruja exiliada por las veces que te he maldecido. Realmente lamente lo de las fotos, la hechicería celta tiene una comunidad Wika en Bogotá y hacen de las suyas sólo por diversión, lo malo como en todos estos lugares de religiones importadas y romerías para los reproches es que debía creer, tener fe, para bien o para mal y de eso no sé ni entiendo algo. Al final las fotos, por más miedo que le tengas a mis ideas desesperadas y a las brujas, se habrían quemado en un ritual de Santería sólo por el gusto de ofrecer un ron, un tabaco y un dulce, casualmente todo lo que tuve que dejar de por vida. De maldad y mentira se ha rodeado mi vida -la misma que me dolía cuando estabas, sigue estando presente-, nada ha cambiado, sólo soy peor que ayer y justifico mis malas compañías en el mal que se engendró en mí cuando apareciste y por más que quise nunca pude sacarlo, se metió como una garrapata y me congeló el vientre, secó mis ojos, y ahora tengo un chillido que ahuyenta. No creas que el panorama es negro a la vista, al contrario, la fealdad que ahora acompaña mi cuerpo y la mueca de mi rostro, he aprendido a maquillarlas, ambas. Mis noches están cobijadas por la ternura y acudo a mis instintos primarios para soportar el calor de un invernadero, la belleza se acuesta conmigo, la pasión me sigue seduciendo, la fiesta insiste en invitarme y yo le voy a todo y de todo me voy temprano y a las hurtadillas. Mi estilo desabrochado y pelo corto son intencionales, huyo de los espejos y me retrato incesantemente, veo cada nueva marca del dolor en mis ojos, mis manos y mis dientes son trofeos que cargo en la espalda. Vivo con nuestro pasado y el sinsentido de aquellos días, lo cargo con la misma vanidad que Cristo pidió perdón por sus victimarios.

lunes, 19 de enero de 2009

COMA

Tuve un sueño que encontró el descanso; entrabas en un túnel profundo, tu voz era cercana, susurrabas ausencias de un poeta que no conozco. De pronto, un manto de hojas secas se tejía alrededor de tu cuerpo; la oscuridad del túnel exploto en rojos y violetas brillantes, quise llamarte pero otra voz se ahogo en llanto, extendí mis brazos para buscarte en las profundidades donde ahora me sumergía y miles de espinas se clavaron en mis manos; a lo lejos, un campo de pensamientos florecía junto a tu cuerpo desnudo y siete mariposas te rondaban sin que levantaras la mirada. Los susurros se convirtieron en las carcajadas de un niño. El silencio, sutil y aterrador, me llevo hacia la corriente de un río de pétalos de rosa, olía a vinagre de arroz, a tabaco fresco y aceitunas negras. Los aromas formaban imágenes, sabia que ayer no era el pasado y hoy ya no estabas, nada interrumpía la calma y una brisa fresca entraba por ninguna ventana. Abrí los ojos y juntos desaparecimos en mi presencia.

lunes, 12 de enero de 2009

CANCION DE CUNA


Esta mañana me levante muy tarde, a decir verdad la mañana se había desvanecido, por debajo del edredón y eran las dos de la tarde cuando logre abrir los ojos y despegarme de la cama. Siempre que el día se evapora en un sueño pegajoso, siento un presagio de depresión y lo único que deseo es agotarme mientras trabajo para poder regresar a la cama a una hora prudencial sin que me afecte levantarme temprano al día siguiente; pero hoy el trabajo fue escaso. Es casi media noche y mi único compañero es el piano. Llevo más de diez años intentando alguna interpretación decente, a veces, me pierdo en mis propias composiciones que comienzan por lo que yo he llamado ejercicios de reconocimiento erótico; con los ojos cerrados rozo grupos de dos teclas negras y luego palpo los de tres mientras mi otra mano encuentra las blancas que están alrededor, las nombro Do, palpo, Re, rozo, Mi, Palpo, Fa, rozo…En este juego, subo y bajo constantemente y me pierdo, mis ojos a penas se entreabren, forte, piano, forte, y creo que logro algo, victima del engaño finalizo con una ligadura de Si.

Por alguna razón no avanzo en mi estudio de piano, pero eso dejo de preocuparme cuando me desenamore de él y deje de pretender que juntos pudiéramos llegar a alguna parte, no se cuando paso, pero un día no insistí más; por supuesto, aunque me cueste aceptarlo, esto no paso de la nada: desde que lo conocí quede perdida en sus encantos, pero siempre me sentí rechazada, por alguna razón, prefería otras manos, nunca las mías, hice todo cuanto estaba escrito para que funcionara pero los resultados fueron desastrosos. No volví a verlo, lo saque de mi habitación y ni siquiera lo cubrí, sabía que corría el riesgo de deteriorarse, pero con él junto a mí era yo quién se deterioraba.

Una noche, como esta, presa del insomnio, lo recordé y lo traje junto a mí, desde esa noche comenzaron los extraños reconocimientos y no hay quien pueda lograr lo que juntos logramos, en varias ocasiones he visto a mis vecinos encender la luz y dirigirse a las ventanas, pero esto no nos detiene, intuyo que los perturba pero no se quejan.

martes, 6 de enero de 2009

Algo me sedujo de Françoise Sagan

Algo me sedujo de Françoise Sagan

Sur ce sentiment inconnu dont l'ennui,
la douceur m'obsèdent, j'hésite à apposer
le nom, le beau nom grave de tristesse.
C'est un sentiment si complet, si égoïste
que j'en ai presque honte alors que la tristesse m'a toujours paru honorable.
Je ne la connaissais pas, elle, mas l'ennui,
le regret, plus rarement le remords.
Aujourd'hui, quelque chose se replie sur moi comme une soie, énervante et douce,
et me sépare des autres."


"A ese sentimiento desconocido cuyo tedio, cuya dulzura me obsesionan, dudo en darle
el nombre, el hermoso y grave nombre
de tristeza. Es un sentimiento tan total,
tan egoísta, que casi me produce vergüenza, cuando la tristeza siempre me ha parecido honrosa. No la conocía, tan sólo el tedio,
el pesar, más raramente el remordimiento.
Hoy, algo me envuelve como una seda,
inquietante y dulce, separándome
de los demás."

(Párrafo primero de la novela
Bonjour, tristesse,
de Françoise Sagan

lunes, 5 de enero de 2009

Verdades a medias

Son aquellas verdades (o no tanto) que conciernen a las medias.

Algunos ejemplos…

“A medias regaladas
no se le miran las costuras.”

“No hay dos pares de medias
que por tres no vengan.”

“Tanto va la media al zapato
que al fin se rompe.”

“Para una media no hay nada peor
que la traten de zoquete.”

“Un cuarto lleno de medias,
¿es un octavo?”

“Si dos medios son un entrero,
¿dos medias son una entera?”

Douglas Wright