jueves, 14 de mayo de 2009

Desayuno Henry Miller

Me observaba a través de la ventana de la buseta pero no alcanze a devolverle la mirada, sólo pude ver como se alejaba al ritmo del tráfico que, por extraño que parezca fluía mejor que de costumbre. Volví a la lectura de mi librito, de hecho volví a la misma página que había vuelto cuando me levante, cuando me bañe y cuando tomaba el café:

"..A los ochenta creo que soy una persona mucho más alegre que cuando tenía veinte o treinta años. Para nada querría ser adolescente otra vez: la juventud puede parecer gloriosa pero también duele sobrellevarla. Es más, lo que llamamos juventud no es tal, en mi opinión se trata más bien de algo así como una vejez prematura..."

Llegue a la oficina en medio de la angustia y algo parecido al cansancio y la desolación.

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