martes, 27 de enero de 2009

Cuentale a Garcia

Si el arte no ejerce influencia sobre la acción, por el contrario, la aniquila, esta bien que el lector se dedique a leer y el escritor a escribir.

Lo leo a menudo por masoquista. Siento un calor infernal con cada palabra narrada y la entonada, minuciosa y paradójica prisa del relato me recuerda un pueblo que la imaginación no alcanza. La sangre, que arde encantada de provocación, con la búsqueda de ese lenguaje que compone, mi posible aceptación del relato; se congela en mi cuerpo cada vez que me veo obligada a escuchar la lectura a través de tu voz, que me coquetea, pretenciosa y convencida. Tú insistes y yo te sigo con el afecto que mi disciplina no alcanza, y la curiosidad por las pasiones que te han sido legadas; te sigo para entender, si es que acaso te rehúsas a aceptar mi juvenil frustración ante una historia de cien años que empiezan y terminan con la misma soledad.

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