viernes, 25 de abril de 2008

6 DE MARZO

3 TRISTES TITERES Y UN CLAVEL

Besos de agua dijo, y yo sequita. Hace tiempo me molesta su poesía barata, los mismos juegos de palabras, las metáforas elementales y la lista de autores, Borges y el Gabo, ¡vaya lista...! Esta mañana, me despertó para que no falte a la marcha, no es que no me interese la paz, pero no sé a qué se refieren, marchando en grupos y por distintas calles; he tratado de explicarle mi sentir y siempre escucho un lejano ajá, al otro lado del teléfono. El café se está enfriando y Lucas no llega, se supone que antes de ir a la dichosa marcha, me llevaría uno de sus claveles en el pelo, pero su falta de puntualidad me llena los bolsillos de piedritas, según él, todas sirven para lanzarlas al rio ¿Cuál rio? Hace años no veo uno que no parezca un caño y ninguna de mis piedras merece hundirse en un lodo de mierda. A Lucas le gusta que nuestras peleas terminen siendo su culpa y que yo me vaya por las ramas, al final terminamos en un bosque y mágicamente resulto llevándome el clavel en la boca.

Desde el Juan Valdés de la 53 con séptima se alcanza a ver un grupo de color amarillo con banderas de colores y cientos de pancartas con fotografías. La marcha da para todo, desplazados, desaparecidos, sindicatos, secuestrados, desempleados, grupos estudiantiles, todos necesitados; en mi humilde opinión, muy pocos de acuerdo. Las marchas por la paz, me están resultando tan desesperanzadoras como llevar una hoja de vida o solicitar una entrevista. ¿Habrá alguien con dinero a quien no le interese amasarlo como pan y guardarlo como oro…?

-Gracias por venir a marchar por la paz, compañera-

¿compañera? Otra palabra que me resulta compleja, tan bonita y tan marchita como la abuela margarita.

-¿Y ese clavel rojo…? No te va salir con la camiseta que te traje-

Ante mi negativa de usar una camiseta o quitarme mi clavel, subió el tono de sus coros como si yo fuera el poder, la fascista o el paraco y hasta me clavaba los ojos cuando el coro finalizaba “usted es el terrorista…”.

Camino entre la muchedumbre pensando en los besos de agua de el falso filántropo, y el clavel que me adorna el pelo. Lo que más me gusta de los claveles es que no se deshojan; cuando alguien tiene una margarita, de forma maniática, la va dejando calva. Las marchas que proclaman libertades y rebelión, no son por estos días, nada similar a lo que podría esperarse de una desobediencia civil ilustrada. Las masas están enajenadas con los medios; pelean con ellos, contra ellos y al final para ellos. La masita de colores que dice amar “mi compañero” se ve muy bien en la tele, todos se sienten orgullosos de su rebelión, ojalá mi clavel salga entre tanta mancha amarilla para que Lucas lo vea. Cuando vamos llegando a la setenta y dos con séptima, las botas comienzan a matarme porque son de caucho, siento que alguien me jala, “cuenta conmigo, no una ni dos….” Y no se que más versos, horrorosamente fanatizados en una melancólica y paradójica alegría que me recuerdan las alabanzas de los nuevos grupos religiosos. Él insiste en recitarme los versos, mientras la multitud grita presa de un trance. Tanta emoción me aturde, no escucho nada y empiezo a ver que no veo…

Hay alguien que se burla de todos, hay alguien que aplaude el espectáculo, quiero llorar, siento unas ganas enormes de llorar, pero la multitud es tan asfixiante que nada puedo hacer, para colmos no puedo fumar.

2 comentarios:

A Cuban In London dijo...

Mmmm... corto y agradable. Aunque con un final infeliz.

Saludos desde Londres.

fabrizzio el tiburón dijo...

Bello, yo lo imagino como estar dentro de un globo que paulatinamente estallará.

También tu espalda me parece bella.